Al quinto partido de su carrera profesional, y en su tercer encuentro seguido fuera de casa, Victor Wembanyama ya se sentía totalmente cómodo en la NBA. Al final de la noche, había conseguido 38 puntos, 10 rebotes y 2 tapones. Para finales de temporada, llevaba una media de 4 tapones por partido y se posicionaba a la cabeza de la liga.
Las cifras de Victor son totalmente increíbles. Este joven de 20 años y 2,24 m de altura se deja la piel en cada centímetro de la cancha. Cuando ataca, es fluido y tiene mucha movilidad. Cuando defiende, cubre a su objetivo y es capaz de repeler los cortes más rápidos gracias a su altura y su mirada fija. La clave de evaluar a rookies en la NBA suele estar en calibrar sus posibilidades. Como mínimo, ¿qué podríamos esperar de este jugador? Entró en la liga y, de inmediato, la pregunta pasó a ser: ¿cuál será su límite, si es que conoce alguno?
Victor nos ha contado qué se necesita para ganar y hemos hablado de superar los propios límites y apagar los miedos, entre más cosas.
Desde muy pequeño supe el tipo de profesional que quería ser. Los atletas profesionales tenemos muchas cosas que hacer que en otros trabajos no suponen una preocupación, como dormir suficientes horas tras jugar varios partidos consecutivos y volar a zonas horarias diferentes. Yo me he propuesto dormir mejor. Lo necesito. Cuando me siento a cenar, ya dejo puesta la alarma en el móvil para despertarme al día siguiente y no lo uso más en toda la noche.
Tengo la suerte de competir en varios equipos. Llevar la camiseta de Francia me hace sentir una de las emociones más fuertes que conozco. En la NBA, mi corazón está con la ciudad de San Antonio. Soy parte de ella. Me ha acogido totalmente.