Que me digan que no puedo me motiva. Mientras me hacía mayor, me di cuenta de que era muy buena en atletismo y uno de mis mayores referentes era Wilma Rudolph. De pequeña le dijeron con no volvería andar debido a los efectos de la polio, pero lo que hizo fue convertirse en campeona.
Quiero que mi estilo me diferencie de cualquier otra atleta en la línea de salida. Mi otro gran referente ha sido Flo-Jo (Florence Griffith-Joyner), sin duda. Cuando entraba en la pista, enseguida te dabas cuenta de que era diferente a las demás. Sabías que iba a fluir. Desde muy pronto supe que si me dedicaba al atletismo quería llegar tan alto como ella.
Mi generación de mujeres atletas necesita más información sobre lo que hay que esperar del deporte profesional. Yo no la tuve cuando empecé en este mundo. Por eso me gustaría que la siguiente generación sí contara con ella. Se merecen saber cómo es la competición de élite.
Parte de ser más que atleta es ser humano. Cuando entras en la pista se te ve como una superheroína. Pero nadie es perfecto. Al fin y al cabo, yo también como, voy de compras, y me divierto con mi familia y mis amigos como cualquier otra persona. Tengo mucha visibilidad, así que siempre quiero reiterar el hecho de ser una persona real.
Hace unos años, me di cuenta de que tenía que tener cuidado con lo que decía. Fue cuando empecé a tener muchos seguidores en las redes sociales en 2019, cuando batí el récord universitario de los 100 m. Todo lo que publicaba se hacía viral. Aluciné con la idea de ser un ejemplo. Y pensé que si todo el público me veía así, ¿por qué no iban a hacerlo también las nuevas generaciones?