Luka Dončić: mucho más que uno de los mejores jugadores de la liga

Si piensas en Luka Dončić, seguro que te viene a la cabeza su inconfundible step-back. O los pases impecables que hace a sus compañeros. O quizá su creatividad bajo presión y su dominio en la cancha que tantos dolores de cabeza dan a sus rivales.

Probablemente, ya sepas que Luka brilla por sus jugadas feroces tan características. Es todo un talento de su generación con una habilidad insuperable que no hay que subestimar. Domina las posesiones y controla el ritmo del juego a su antojo.

Sin embargo, además de ser un jugador experto, Luka tiene muchas otras facetas. Por ejemplo, le gusta relajarse en el mar y cocinar un buen chuletón a la parrilla. Está en su salsa tanto jugando a videojuegos como clavando un eurostep. Y, si no se dedicase al baloncesto, lideraría el ataque en un equipo de fútbol americano. Sobre todo, está muy orgulloso de su hija Gabriela, de 1 año, quien es su mayor fuente de inspiración.

A continuación, Luka nos habla sobre lo que le apasiona además de jugar y cómo sus aficiones le hacen mejorar en la cancha. También nos cuenta cuándo supo que estaba haciendo realidad su sueño de la infancia y lo que tienen en común la pesca y el baloncesto, dos de sus pasatiempos favoritos.

Ir a pescar es una de mis actividades preferidas. Mi padre tenía algunas barcas cuando yo era pequeño, y empezamos a ir juntos cuando tenía unos 7 años. Ahora, cuando alquilo un barco, me acuerdo de mi infancia. Disfruto mucho del océano, porque puedo relajarme y navegar tomando el sol.

Me encanta la paz del mar. Hay muchísimo espacio y solo tengo que preocuparme de disfrutar de las vistas y pescar. La última vez que estuve en México, pesqué un pez espada. Fue un momento increíble. Creo que lo más impresionante que he pescado ha sido un tiburón pequeño. Una vez, estuve peleándome con un pez enorme durante 7 o 10 minutos, pero se me escapó por debajo del barco. Me llevé un chasco.

La pesca me hace mejor jugador, y el baloncesto me ayuda a ser mejor pescador, porque las dos actividades requieren de una capacidad esencial: tener paciencia. Principalmente, me gusta ir a pescar porque disfruto del mar y me relajo bajo el sol. Pero la pesca me recuerda la paciencia que hay que tener en el baloncesto y en la vida. Ser paciente es una cualidad imprescindible.

Fuera de la cancha me relajo más. Creo que soy más tranquilo: me quedo en casa o salgo por ahí y no hablo mucho. En la cancha, me gusta hablar más y ser agresivo. Lo doy todo y me lo paso bien.

Siempre he sido muy competitivo. Desde pequeño, tengo que competir en todo lo que hago. Por eso es importante para mí esforzarme al máximo jugando y luego recargar pilas con otros hobbies y estar con mi familia y mis amigos.

Si tuviera que elegir una posición en otro deporte, me gustaría ser quarterback. De pequeño practicaba muchos deportes. Mi favorito era el baloncesto, claro, y jugaba al aire libre casi todos los días después de clase. También probé con el tenis y el fútbol. En general, estar fuera era divertido. Con el tiempo, el fútbol americano me ha ido cautivando. Como tengo fuerza en los brazos y sé ver bien el campo, creo que sería un buen quarterback.

Cuando no estoy entrenando ni compitiendo, me gusta hacer barbacoas al aire libre, normalmente con chuletones y maíz. Casi siempre lo hago cuando hace buen tiempo, porque me ayuda a relajarme con mi familia y a recuperar energías para entrenar y seguir el programa de la temporada.

Mi hija es mi mayor orgullo en este mundo. Es mi principal apoyo, aunque aún no lo sepa. Me motiva todos los días. Tiene 15 meses y adoro pasar tiempo con ella y jugar juntos.

Recuerdo el momento en el que me di cuenta de que estaba cumpliendo mi sueño de la infancia. Dejé mi hogar a los 12 años para irme solo a jugar con el Real Madrid. El primer año me sirvió para acostumbrarme al equipo, pero el segundo empecé a encontrar mi camino. Jugando para el mejor club de baloncesto europeo, me di cuenta de que estaba haciendo realidad mi sueño.

No suelo ponerme nervioso antes de un partido. Pero, cuando tengo algo de nervios, como me pasó antes de mi primer partido en casa con los Lakers, me recuerdo a mí mismo que soy bueno en lo que hago. Solo tengo que repasar mi rutina y hacer mi trabajo.

El mejor consejo que siempre sigo es muy sencillo: pásatelo bien, especialmente en la cancha. Cuando algo no sale como había planeado, me digo: "Llevas haciendo esto toda la vida. Sabes lo que haces. Sal ahí y pásatelo bien".