La carrera de la milla más rápida del mundo
- 8/7/2025

Texto: Davis Jones
Imágenes: Cameron Strand
Para poder comprender de verdad la expresión del rostro de Niels Laros tras ganar por la mínima la Bowerman Mile de este año, hay que volver a cuando sonó la campana de la última vuelta y aún iba más de 3 segundos por detrás del líder de la carrera, el estadounidense Yared Nuguse.
Ante un público que llenaba el estadio Hayward Field de Eugene (Oregón, EE. UU.) en la 50ª edición del Prefontaine Classic, el corredor neerlandés de 20 años experimentó la magia de Hayward de primera mano. Se separó del grupo perseguidor a 400 metros de la meta. En los últimos 200 metros, se lanzó a por Nuguse, corriendo el tramo en unos impensables 25,9 segundos y recuperando una diferencia de casi 8 metros en la recta final. Los dos corredores se lanzaron a la línea de meta. Segundos después, Laros miró el tiempo oficial con incredulidad: 3:45,94. Había ganado la Bowerman Mile por una centésima de segundo y establecido el nuevo récord nacional de su país. Su última vuelta, en 53,3 segundos, fue una de las cuartas vueltas más rápidas desde que el británico Steve Cram batió el récord mundial en 1985.
"¡Tío, la magia de Hayward es real!", exclama Laros. "Es una experiencia única en la vida poder vivir una carrera así".
Durante 25 años, la Bowerman Mile ha reunido a los profesionales, campeones mundiales y medallistas olímpicos con más talento del planeta. El evento es una de las cuatro carreras de milla más importantes que quedan en el mundo, junto a la Dream Mile de Oslo, la Wanamaker Mile de Nueva York y la Mile Invitational de Iowa. De todas ellas, es en la que se han corrido más millas por debajo de los 4 minutos, 418 veces hasta la fecha, incluidas las de este año.
Hablando del tema, la de 2025 ha sido posiblemente la carrera de una milla más reñida de la historia, con el mayor número de competidores por debajo de 3:50 (13), 3:49 (9) y 3:48 (8).
¿Qué hace que la Bowerman Mile sea diferente? Que se marquen tiempos rápidos no siempre implica que la pista sea rápida. Puede deberse a una mezcla difícil de medir de cualidades vinculadas al tiempo, el lugar y las circunstancias, lo que genera actuaciones estelares. Pero si le preguntas a cualquiera que haya competido en ella, te dirá que hay algo diferente en la Bowerman Mile.

"¡Tío, la magia de Hayward es real! Es una experiencia única en la vida poder vivir una carrera así".
Niels Laros, atleta Nike, sobre la Bowerman Mile

Año tras año, la Bowerman Mile atrae a todo un elenco de estrellas, incluidos plusmarquistas y campeones mundiales en posesión del título. Desde el año 2000, se ha necesitado un tiempo de 3:51,84 o menos para ganar la prueba. Conseguir que participen tantas estrellas es aún más impresionante si se tiene en cuenta que los resultados no cuentan para la clasificación final del circuito profesional, a pesar de que el evento forme parte de la Diamond League.
Un corredor que no falla a su cita con la Bowerman Mile es el australiano Cam Myers, que este año terminó sexto y estableció el récord australiano sub‑20, con 3:47,50. En el 2023, con solo 16 años, Myers corrió como liebre del noruego Jakob Ingebrigtsen, que registró el mejor tiempo de la historia de la Bowerman Mile con 3:43,73, estableciendo el récord europeo y de la Diamond League.
"Todos queremos ganar esta carrera en particular", afirma Myers. "Es muy competitiva y es el lugar perfecto para conseguir buenos tiempos".
Independientemente de si se bate algún récord en la Bowerman Mile, cada año saca lo mejor de cada corredor para intentar lograr su mejor marca personal.

"Todos queremos ganar esta carrera en particular. Es muy competitiva y es el lugar perfecto para conseguir buenos tiempos".
Cam Myers, atleta Nike, sobre la Bowerman Mile
Grant Fisher, que ostenta el récord estadounidense en la distancia de 2 millas, ha corrido su primera Bowerman Mile este año, con un tiempo de 3:48,29. Afirma que la carrera es una profecía autocumplida. Cuando los atletas saben que están rodeados de rivales rápidos, todos suben de nivel. Además, la Bowerman Mile casi siempre cuenta con una liebre, es decir, un corredor que marca el ritmo. Los deportistas saben que se van a forzar sus límites físicos. Cuando la liebre se retira, no hay tiempo para pensar. Solo se puede correr.
"Todos sabemos que la liebre nos va a llevar hasta el límite en la carrera", explica Fisher. "Cuando se retira, el nivel de los competidores es tan alto que se consiguen estos tiempos increíbles una y otra vez".

"Todos sabemos que la liebre nos va a llevar hasta el límite en la carrera. Cuando se retira, el nivel de los competidores es tan alto que se consiguen estos tiempos increíbles una y otra vez".
Grant Fisher, atleta Nike, sobre la Bowerman Mile

"Siempre que tengo la oportunidad de correr en Hayward, me recuerdo que tengo que disfrutar del momento por toda la historia que se ha vivido aquí".
Cole Hocker, atleta Nike, sobre la Bowerman Mile
Recordemos una de las carreras más memorables de la Bowerman Mile: cuando Alan Webb, entonces estudiante de secundaria de Virginia, consiguió el récord estadounidense de la milla en su categoría. Lo había establecido Jim Ryun 37 años antes. La liebre corrió los primeros 409 metros a unos vertiginosos 54,6 segundos, equivalente a un ritmo de milla de 3:34,8.
A mitad de la carrera, Webb había pasado del último puesto al decimotercero. El ritmo era brutal y, sin embargo, a 400 metros de la meta, Webb recuerda cómo sentía su cuerpo suelto, ligero y capaz de mucho, mucho más. Empezó a adelantar a los competidores en la contrarrecta. Su paso era tan potente que superaba a hombres diez años mayores que él, que habían competido por medallas y que contaban con récords nacionales.
"A veces, los astros se ponen de tu parte en una carrera, y yo sabía que era uno de esos momentos", dice Webb, recordando aquel instante. "Cuando llegué a la última vuelta, pude encontrar algo en mí mismo. Correr la Bowerman Mile tiene ese efecto en las personas".
El antiguo Hayward Field, con sus gradas de madera y el edificio Bowerman como centinela vigilando desde el extremo este de la pista, era grandioso. Ahora, el estadio ha sido renovado y es un recinto colosal adaptado a la era moderna. Webb recuerda que, mientras corría por la contrarrecta en 2001, con la pronunciada pendiente de las gradas le daba la sensación de que los aficionados "estaban justo encima de él". Los aficionados que llenan esas gradas también tienen una pasión y unos conocimientos difíciles de igualar en otros estadios de atletismo del mundo.

"Incluso antes de Prefontaine, en Oregón ya había una larga tradición de corredores de milla muy buenos, como James Bailey, Dyrol Burleson y Jim Grelle en la época en que Bowerman era entrenador", afirma Pat Tyson, que corrió en el equipo de la Universidad de Oregón a principios de los años 70 y fue compañero de habitación del propio Prefontaine. "La milla siempre ha sido muy prestigiosa entre los aficionados locales, incluso antes de que se creara oficialmente la Bowerman Mile".

En Hayward Field los aficionados no son meros espectadores. Son verdaderos especialistas deportivos que se implican de verdad. Ajustan sus cronómetros personales al disparo de salida y anotan los tiempos parciales de los corredores en sus programas.
Kaarin Knudson lo sabe bien. Corrió en el equipo de atletismo y campo a través de la Universidad de Oregón entre 1994 y 1999. Siete veces clasificada para las competiciones de la NCAA (la asociación deportiva universitaria de Estados Unidos), ganó el premio a mujer del año de la NCAA para Oregón en su última temporada y ahora es alcaldesa de Eugene. Su experiencia como líder política y antigua atleta le da una visión personal única sobre lo que hace tan especial la pasión de la ciudad por el atletismo.

"Recuerdo varias ocasiones cuando estaba en la universidad en las que salía a correr tranquilamente y me paraba gente que no conocía. Me felicitaban por una carrera que había corrido el fin de semana anterior", comenta Knudson. "Cuando eres atleta, es muy motivador estar rodeada de una comunidad que te anima el día de la carrera y que te reconoce cuando no estás en la pista".
Pocos atletas se benefician de la energía de Hayward como los que corrieron en el equipo de la Universidad de Oregón. Corredores como Cole Hocker, que ha logrado sus tres mejores marcas en la milla en el Prefontaine Classic. Durante su primera temporada, en 2022, vistió por primera vez el uniforme Nike ante su público en la Bowerman Mile. Este año, ha mejorado su marca personal hasta 3:47,43.
"Siempre que tengo la oportunidad de correr en Hayward, me recuerdo que tengo que disfrutar del momento por toda la historia que se ha vivido aquí", afirma Hocker.

La milla y su distancia hermana, los 1.500 metros, difieren en poco más de 100 metros. Dependiendo de a quién le preguntes, la diferencia entre correr la milla y los 1.500 metros es mínima. Webb bromea diciendo que, básicamente, se trata de la misma prueba, pero que la milla se reduce a "quién está dispuesto a sufrir un poco más". Otros, como Laros, afirman que la táctica de la milla es ligeramente distinta a la de los 1.500 metros. Para él, la principal diferencia radica en la salida.
"Como en la milla se sale en la curva inicial, tienes menos tiempo para calcular tu posición antes de colocarte en el lugar adecuado", explica Laros. "Básicamente, tienes que salir disparado y encontrar un buen hueco para no tener que buscarlo en la curva y correr una distancia extra".
El poder cultural de la milla le otorga un lugar privilegiado en la imaginación del mundo del atletismo, junto con la maratón. Ambas son distancias poco habituales, pero aún así se siguen teniendo en cuenta para los récords mundiales.
La magia de la milla puede deberse a su simplicidad. Cuatro vueltas. Si se tarda un minuto en cada vuelta, se suman cuatro minutos, lo que se considera el estándar para los corredores de élite de la milla. La línea de salida está aproximadamente en el mismo lugar que la de llegada. Los mismos aficionados que animan en la pista al dar la salida son los que animan en la meta.

Se podría decir que la distancia de la milla fue, de hecho, lo que despertó el interés de Bill Bowerman por el rendimiento en las carreras de fondo. Cuando era estudiante de primer año en Oregón y jugaba al fútbol americano, conoció a Ralph Hill, el primer corredor de élite del que se hizo amigo en la universidad. Un día, Bowerman esprintó 400 metros alrededor de la pista para poner a prueba su velocidad. El cronómetro señaló 63 segundos. Bill Hayward, el entrenador de atletismo de la Universidad de Oregón, sonrió y le dijo: "Para que lo sepas, Ralph corre así de rápido durante cuatro vueltas".




"Ganar esta carrera ha significado para mí más incluso que marcar un nuevo récord nacional".
Niels Laros, atleta Nike, sobre la Bowerman Mile
El hecho de que sea una distancia que apenas se corre a nivel profesional contribuye al estatus mítico de la prueba. Los corredores profesionales no tienen muchas oportunidades de competir en la milla. Es posible que tengas un par al año, entre Eugene, Oslo y Nueva York.
"Puedes participar en muchas carreras de 1.500 m durante el año. Pero no hay garantía de que puedas participar en una de la milla en el circuito profesional", dice Webb. "Eso suponiendo que estés en forma cuando te llamen. Si tienes la oportunidad de correr la milla, más vale que lo des todo".
Esa motivación impulsa a todos los competidores de la Bowerman Mile. Desde el joven corredor que viaja a Eugene por primera vez hasta el profesional experimentado que busca apuntalar su clasificación mundial, la Bowerman Mile despierta una especie de fuerza de voluntad colectiva. Para Laros, participar en esas cuatro vueltas sin reservarse nada es un privilegio excepcional, difícil de describir. Irónicamente, a veces un tiempo rápido pasa a un segundo plano frente a la oportunidad de pisar la línea de salida de los 1.609 m.
"Ganar esta carrera ha significado para mí más incluso que marcar un nuevo récord nacional", asegura. "Obviamente, conseguir una buena marca me encanta, pero ganar aquí, en este lugar, es de lo que más orgulloso estoy".