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Bill Bowerman: la primera mente innovadora de Nike

  • 2/7/2024

A finales de los 50, el veterano entrenador de atletismo Bill Bowerman estaba descontento con las zapatillas con tacos de running que había entonces, ya que estaban fabricadas con piel y metal y pesaban demasiado. A raíz de eso, se obsesionó con reducir el peso para que cualquier runner pudiera recortar segundos de sus tiempos. Este objetivo acabó redefiniendo las zapatillas deportivas. 

Antes de esta proeza, la motivación y la incesante curiosidad de Bowerman ya le habían llevado a lograr varias metas: nacido en 1911 en Portland (Oregón, EE. UU.), destacó como atleta durante su etapa como estudiante en la Universidad de Oregón y, más tarde, fue un aclamado entrenador de instituto de fútbol americano y atletismo. Combatió en la Segunda Guerra Mundial, de la que regresó como un héroe condecorado. En 1948, Bowerman volvió a su universidad y, durante los 24 años que pasó como entrenador, la institución sumó a su palmarés 4 títulos de atletismo de la National Collegiate Athletic Association (NCAA). Además, un total de 16 runners lograron bajar de los 4 minutos en la milla. Además, introdujo el running en la ciudad de Eugene (Oregón, EE. UU.) en los 60, donde se inició un fenómeno nacional, y fue entrenador de atletismo de EE. UU. en los Juegos Olímpicos de 1972.

"Unas zapatillas deben tener 3 propiedades: ser ligeras, cómodas y resistentes para seguir sumando kilómetros".

Bill Bowerman, cofundador de Nike

Bill Bowerman con un atleta de Oregón en torno a 1969.

Bowerman también fue mentor, entrenador y amigo de Phil Knight, con quien fundó Blue Ribbon Sports, empresa predecesora de Nike, en 1964. Su confianza y sus consejos favorecieron que el modelo de negocio original de la empresa (importar y vender zapatillas de running  fabricadas en Japón) tuviera éxito y creciera. 

Sin embargo, las innovaciones de Bowerman en zapatillas fueron aún más decisivas y marcaron profundamente la identidad de Nike: escuchar los comentarios de atletas para diseñar productos revolucionarios.

En busca de unas zapatillas mejores

Bowerman empezó a experimentar con las zapatillas de running en los años 50, cuando escribió a varias empresas para proponerles mejoras en beneficio del rendimiento de sus atletas. Ninguna escuchó sus recomendaciones. Aunque se sentía algo frustrado, Bowerman no se desanimó y, con la ayuda de un zapatero local, se puso manos a la obra para fabricar él mismo las zapatillas. Empezó cortando con una sierra las zapatillas de running que tenía para examinar su estructura. Después, experimentó con placas de plástico y metal con clavos, y montó varias partes superiores sobre diferentes hormas. Por último, un fabricante de botas de Springfield le ayudó con consejos técnicos y le enseñó a crear patrones de zapatillas. 

Bill Bowerman y Phil Knight en Oregón.

Phil Knight fue el primer atleta universitario que probó las zapatillas originales de Bowerman. En una carta que Bowerman envió a Knight el 8 de agosto de 1958, le sugirió un plan de entrenamiento con pesas y un programa de running. La carta acababa con esta posdata: Si tienes zapatillas que crees que serían buenas, envíamelas. Estarán listas cuando empiecen las clases. Bowerman adaptó a la talla de Knight unas zapatillas hechas a mano con una parte superior de tejido revestido de goma. En palabras de Bowerman: "Es como el hule de esos manteles que se limpian con una esponja". Según Knight, Bowerman lo eligió para probar sus zapatillas porque no era uno de los mejores runners del equipo. Bowerman sabía que podía usarlo como conejillo de indias sin jugarse demasiado. 

Sea como fuere, el joven atleta llevó las zapatillas un rato durante un entrenamiento por la tarde. Su compañero de equipo Otis Davis vio el prototipo y quiso probarlo. Le gustaron tanto, que nunca se las devolvió. De hecho, Davis ganó un campeonato de la conferencia y una medalla de oro en los 400 metros de los Juegos Olímpicos de 1960 con las zapatillas de Bowerman.

Más adelante, creó otros modelos adaptados a sus runners dibujando el contorno de sus pies, midiendo el ancho y anotando detalles específicos, como si tenían el talón alargado o el tobillo delgado. Probó docenas de tejidos (terciopelo y piel de canguro, de ciervo, de serpiente e incluso de pescado) para encontrar el material ideal, ligero, elástico y resistente. Desarrollaba nuevos prototipos prácticamente cada semana. A medida que las creaciones mejoraban en cuanto a ejecución y rendimiento, seguía buscando colaboraciones con empresas de zapatillas, pero sin éxito.

En una carta de agosto de 1960 a una empresa de Portland a la que pedía acero para los clavos, Bowerman escribió: A las empresas de zapatillas del país no les interesa qué pensamos los entrenadores de atletismo sobre los diseños de atletismo. El mejor calzado deportivo se fabrica en Alemania. El material de la suela no es el ideal, pero puedo cambiar la suela o incluso hacer mis propias zapatillas. Creo que no hay ninguna duda, o al menos yo no la tengo, de que las mías son las mejores zapatillas del mundo en este momento. Ojalá encontrase una buena empresa americana que las quisiera fabricar.

El sueño se acerca

La oportunidad llegó finalmente cuando Knight empezó a colaborar con Onitsuka en 1964, ya que pensaba que unas zapatillas de running más baratas fabricadas en Japón podían rendir tan bien como los modelos alemanes de referencia. Como resultado, Bowerman y él invirtieron al 50 % en el negocio de importación y venta de zapatillas de running, y así se empezó a hacer realidad el sueño de Bowerman. El entrenador expresó su optimismo en una carta a Onitsuka en mayo de 1964: Espero que sus acuerdos con el señor Knight me permitan enviarles las ideas sobre zapatillas para atletismo en las que he estado trabajando. 

Bowerman pasó el siguiente verano diseñando y, en octubre, fue con su mujer, Barbara, a los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, donde competían 3 de sus runners de Oregón. La pareja se quedó allí una semana más para que Bowerman se reuniese con el fundador y director ejecutivo de Onitsuka, Kihachiro Onitsuka, y con S. Morimoto, un directivo de la empresa. Bowerman les mostró sus ideas y visitó las fábricas para estudiar las máquinas de corte y confección. Aquello le hizo confiar en el proceso japonés de fabricación y entabló relaciones con los 2 ejecutivos. Ahora ya contaba con un público receptivo para futuros prototipos y sugerencias.

"Él creía que las zapatillas de running podían ser mejores. Cuestionó las nociones tradicionales sobre tracción, amortiguación, biomecánica e incluso anatomía".

Jeff Johnson, el primer empleado a tiempo completo de Nike
El nacimiento de las Cortez

El primer avance de Bowerman con las zapatillas Tiger se produjo en la primavera siguiente, en 1965, como consecuencia indirecta de una competición de atletismo, donde el corredor de fondo y futuro maratonista olímpico Kenny Moore, de la Universidad de Oregón, se desvió en una carrera de 880 metros y se interpuso en la trayectoria de un compañero de equipo. Por culpa de este error, los clavos le hicieron una herida en el exterior del pie. Esta derivó en una fractura por sobrecarga y en una de las invenciones más importantes de Bowerman.

Durante los primeros momentos de la recuperación, Moore entrenó con las Onitsuka Tiger TG-22, unas zapatillas para salto de altura que Blue Ribbon Sports vendió por error como zapatillas de running. Cuando una radiografía de Moore mostró la rotura en el tercer metatarsiano, Bowerman le pidió sus zapatillas y las rajó para examinarlas. Tenían una amortiguación esponjosa en el talón y el antepié, pero no tenían sujeción en el puente del pie. "Si te propusieras diseñar unas zapatillas que doblaran los metatarsianos hasta fracturarlos, esto es lo que obtendrías", se quejó Bowerman. "Además, la goma de la suela exterior se desgasta con solo mirarla". 

Para corregir las TG-22, Bowerman diseñó un modelo de running con cierta amortiguación en la plantilla, goma esponjosa blanda en el antepié y en la parte superior del talón, y goma esponjosa firme en el centro del talón y la suela exterior. En junio de 1965, envió a Onitsuka las instrucciones y los patrones para fabricarlas.

Prototipo de las Kenny Moore: perfil

Prototipo de las Kenny Moore: suela exterior

Un mes más tarde, Morimoto le respondió y le confirmó que estaban fabricando unas zapatillas según sus indicaciones. Sin embargo, Onitsuka tenía reparos sobre la goma esponjosa que había incluido en el talón. A pesar de las objeciones, Bowerman defendió su idea afirmando que ayudaría a aliviar los problemas en el tendón de Aquiles. Aquel verano, Moore se recuperó de su fractura por sobrecarga y corrió más de 1.600 km con la última creación de Bowerman. Los primeros prototipos de Onitsuka tenían 2 almohadillas, una en el talón y otra en la puntera, además de un talón estrecho. Con el tiempo, aquello se convirtió en la mediasuela de longitud completa que Bowerman había ideado desde el principio, una característica que impulsaría las ventas.

Finalmente, Onitsuka lanzó las zapatillas Tiger Cortez, diseñadas por Bowerman, que anunciaron así en un catálogo de principios de 1967: Diseñadas para ser las mejores zapatillas de larga distancia del mundo. La mediasuela esponjosa y blanda que va desde la puntera hasta el talón absorbe el impacto con el asfalto y la suela exterior de alta densidad mejora su resistencia al desgaste.

Las Nike Cortez

Fueron todo un éxito. Las Cortez fueron las primeras zapatillas estables y cómodas para correr por asfalto. Tenían estilo y salieron al mercado cuando el running empezaba a ser un pasatiempo habitual en EE. UU., popularizado por Bowerman y su libro de 1967 "Jogging". Cuando Knight y Bowerman dejaron de importar y distribuir zapatillas de running mediante Blue Ribbon Sports y fundaron Nike como empresa fabricante y de diseño de diseños deportivos, el modelo Cortez se fue con la nueva marca. Además, Bowerman registró la patente de su innovadora mediasuela con amortiguación continua. En julio de 1973, Runner’s World definió las Nike Cortez como "las zapatillas de running de larga distancia más populares de EE. UU.".

Anuncio de las Nike Cortez de 1973
Anuncio tradicional de las Nike Cortez de 1977
El triunfo de las Waffle

Las Cortez solo fueron la primera de las muchas innovaciones de Bowerman: registró hasta 8 patentes, como las zapatillas con contratacón exterior, la colocación mejorada de los clavos y la placa de clavos con amortiguación. También fue el primero de los éxitos en su búsqueda incansable por crear el diseño de running más ligero. 

"Él creía que las zapatillas de running podían ser mejores", afirma Jeff Johnson, el primer trabajador a tiempo completo de Nike, sobre las primeras innovaciones de Bowerman. Cuestionó las nociones tradicionales sobre tracción, amortiguación, biomecánica e incluso anatomía".

A continuación, Bowerman trató de crear unas zapatillas con una excelente tracción en distintas superficies y sin clavos de metal. La solución llegó mientras desayunaba en 1970, mientras observaba cómo caía el sirope por los huecos del gofre que tenía en el plato. "¿Qué pasaría si giramos el patrón y le damos forma al material con un relieve en forma de gofre?", se preguntó. Sin dudarlo, cogió la gofrera familiar y sustituyó la masa de gofre por uretano derretido. Por desgracia, la primera vez que lo intentó, Bowerman no engrasó la gofrera y se quedó pegada. A pesar de este contratiempo, siguió con sus experimentos y diseñó un material de goma ligero, flexible y reactivo con un patrón cuadriculado en relieve, tracción y agarre. 

El equipo de Blue Ribbon Sports se dio prisa por presentar la suela tipo gofre en las siguientes pruebas de atletismo clasificatorias para los Juegos Olímpicos de 1972 del equipo de EE. UU. que se celebraron en Eugene. Llevaron la parte superior de nylon desde Japón y la combinaron con suelas tipo gofre cortadas a mano a partir de láminas de goma fabricadas en Eugene. Uno de los primeros empleados de Blue Ribbon Sports, Geoff Hollister, pegó los componentes. Así crearon unas zapatillas para que las probaran algunos de los competidores durante los entrenamientos o en la pista de Hayward Field.

Este diseño hecho a mano fue bautizado como las Moon Shoe, por la huella que dejaban en la tierra, parecida a las que dejaron los astronautas estadounidenses en la luna durante las históricas misiones Apolo. Los primeros modelos eran rudimentarios, pero la sensación y la tracción de la suela tipo gofre fueron todo un éxito, y no tardó en correrse la voz. Bowerman perfeccionó el concepto y desarrolló las icónicas Waffle Trainer en 1974. 

Los tacos de goma de la suela tipo gofre ofrecían la tracción y la amortiguación que buscaban tanto atletas profesionales como del día a día. Las zapatillas, según la revista TIME, fueron un éxito entre quienes practicaban deporte los fines de semana y les dolían los pies. Las Waffle Trainer pusieron a Nike en el mapa mundial de las zapatillas deportivas y asentaron los cimientos para seguir creciendo.

El legado de Bowerman como una mente innovadora y original siempre estará ligado a la suela tipo gofre, que, como muchos otros inventos brillantes, es tan simple e intuitiva que se popularizó rápidamente. A día de hoy se siguen usando versiones de esta suela en las zapatillas Nike, al igual que muchas otras contribuciones revolucionarias de Bowerman, como el talón elevado, la parte superior de nylon y la mediasuela de longitud completa. 

El ideal de zapatillas de Nike ha evolucionado, pero el propósito de Bowerman de crear productos que permitan que cada atleta alcance su máximo potencial sigue impulsando la cultura de la innovación de Nike. Entre los ejemplos contemporáneos podemos citar tecnologías como la suela exterior articulada Nike Free y la parte superior entretejida Nike Flyknit, que aporta sujeción y compresión. 

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