• Por la victoria

Cómo Faith Kipyegon se empodera a sí misma, y a todas las runners

  • 23/10/2024
Black and white photo of Faith Kipyegon with a celebration smile and pointing a finger forward. She wears a patterned Nike running top, and there is a crowd behind her.

En 2011, Faith Kipyegon recorrió los jardines de Uhuru en Nairobi, Kenia, mientras el viento revolvía el pasto largo en su camino. Tenía 16 años, competía en la división junior del campeonato nacional de campo traviesa de Kenia, reconocido como una de las carreras más competitivas del mundo, un sprint de 6 kilómetros sobre un terreno difícil y con colinas a través del Gran Valle del Rift de Kenia. Después de probar el recorrido de la carrera en una caminata sin prisa, la única variable que le importaba a Faith era, poéticamente, la materia debajo de sus pies. "Con solo mirar una vez la textura del pasto, lo suave que era, le dije a mi entrenador, 'No voy a usar mis spikes hoy. Voy a ganar descalza'", cuenta. Y lo hizo.

De alguna manera, Faith Kipyegon, ahora de 30 años de edad, se sigue describiendo de la misma manera, como una joven runner que corría descalza y creyó que podía dar lo que se necesitaba. Su rendimiento en París este verano le aseguró un lugar en el acervo popular de pista como el único runner, ya sea mujer u hombre, en ganar medallas de oro consecutivas en los 1,500 metros. Su campaña de 2023, cuando estableció récords mundiales en los 1,500 m, la milla y los 5,000 m, se considera una de las mejores temporadas individuales en la historia del atletismo. En otro sentido, su identidad como runner cambió radicalmente, en especial desde que se le unió su muy joven pareja de entrenamiento en 2018, su hija Alyn. 

Aquí, Faith comparte más de su carrera profesional dominante, la intersección entre la maternidad y su identidad de correr, la única cosa que Alyn necesita después de una victoria de su madre y más. 


Correr descalza siempre me ha parecido cómodo. Cuando comencé a correr a nivel competitivo a los 14 años, me dieron spikes para usar por primera vez. Estaba feliz de tenerlos, pero llegar a sentirme tan cómoda con ellos como me siento cuando corro descalza tomó bastante tiempo. Incluso, algunas veces me negué a usar los spikes. En la actualidad, sigo sin poder creer cómo estoy corriendo con los spikes más veloces del planeta.

Correr es una experiencia compartida de la infancia en Kenia. Crecí en una pequeña aldea llamada Ndababit, en el municipio de Nakuru, a unos 225 km al oeste de Nairobi. Desde preescolar, corría cuatro kilómetros a la escuela, regresaba corriendo a casa para el almuerzo, corría de vuelta a la escuela y volvía a correr cuatro kilómetros a casa, todos los días hasta el octavo grado.

Cuando los jóvenes runners de la próxima generación me ven competir, quiero que vean libertad, la libertad de desafiarse a sí mismos de maneras nuevas. Mi temporada de 2024 fue hermosa. Me sentí agradecida por competir en los 5,000 m en París y los 1,500 m, unos pocos días después. Pero cuando sostuve esa medalla de plata por los 5,000 m, pensé: "No puedo dejar que esto interfiera con mis sueños de los 1,500". Por lo que guardé la medalla de plata. Tenía que estar mentalmente fuerte para lograr mi objetivo en los 1,500 m.

La maternidad me da vida como runner. Tengo energía adicional por ser la madre de Alyn. Ella ve lo comprometida que estoy y todo mi trabajo duro. Durante la temporada, entiende que voy al campamento de entrenamiento de lunes a sábado y luego regreso a casa, solo para pasar un día con ella. Realmente no es fácil, pero ella comprende el sacrificio que estoy haciendo. Me motiva a trabajar tan duro como pueda.

Hablo con mi hija antes de cada carrera. Suele decirme lo mismo: me desea lo mejor y me pide que le traiga chocolate, y la medalla de oro.

"La maternidad me da vida como runner".

— Faith Kipyegon

La maternidad puede afectar cómo ves tu carrera profesional de runner. Mis enfoques para Río, Tokio y París fueron totalmente diferentes. En mi primera medalla de oro en Río tenía 22 años; era tan joven. Aún corría para mí. En Tokio, ya tenía a mi hija, pero solo tenía tres años y no podía entender completamente lo que yo hacía. Me veía y decía, "Mami está corriendo", no "Mami está corriendo para ganar una medalla de oro". En París, ya sabía cómo era cuando ganaba, pero también cómo era cuando perdía. Luego de los 5,000 m en París, me llamó y me preguntó, "Mamá, ¿por qué quedaste en segundo lugar esta vez? ¿Qué pasó?". Es muy difícil explicarle a una niña qué sucedió en una carrera y continuar siendo un ejemplo a seguir para ella. Es totalmente diferente a Río. Hoy, estoy corriendo para inspirar a mi hija y otras niñas como ella.

Todos los atletas tienen algo que cae fuera de su zona de confort. Para mí, es nadar. Recuerdo el año 2011, cuando estuve en Punta Umbría para participar en las competencias internacionales de campo traviesa para jóvenes. Me reuní con mi equipo en uno de los lagos locales para celebrar. Miré el agua y pensé que era una piscina poco profunda. Salté. Lo siguiente que supe fue que el agua me llegaba a las orejas y no podía escuchar nada. Nadar es algo que desearía hacer mejor.

Cuando llegue al final de mi carrera profesional, quiero ser conocida por empoderar a las mujeres y, especialmente, a las madres primerizas. Es posible ser una madre, salir de licencia maternal y regresar más fuerte que antes. Ser madre no es el fin de tu carrera profesional. Es el inicio de un nuevo capítulo.

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