La boxeadora Cindy Ngamba recuerda la primera vez que hizo un sparring con un compañero de entrenamiento en su club de boxeo local en la ciudad inglesa de Bolton. Ella tenía 18 años de edad. Su contrincante, un hombre alto, giró y golpeó a Cindy con un potente golpe de revés que la mandó a la lona. Ella se levantó y volvió a subir la guardia. "Buen golpe", le dijo con todo y su protector bucal. El entrenador del gimnasio, Dave Langone, vio esto desde fuera del ring. "Esta chica está loca", murmuró para sí mismo.
Seis años después, Cindy es tricampeona nacional del Reino Unido en tres pesos diferentes. Ella también es parte de los 33 competidores del Equipo Olímpico de Refugiados, un grupo de atletas de todo el mundo que competirá en París sin representar oficialmente a ningún país. Cindy nació en Camerún y después se mudó al Reino Unido a la edad de 11 años en busca de un mejor futuro. Ningún contratiempo le quitará a Cindy su lugar en el ring porque para ella el deporte significa mucho más que los títulos de campeonato. Aquí, Cindy habla de su determinación implacable, la comunidad mundial y su seguridad inquebrantable mientras se prepara para País.
Represento a los millones de refugiados en el mundo que son una gran familia. Mi mayor sentido de identidad se encuentra en el equipo de refugiados. Nosotros, los 33 atletas que competiremos en París necesitamos ir a pelear por nuestro lugar, como siempre lo hemos hecho.
Los deportes de combate tienen cualidades únicas en comparación con otras disciplinas. Una particularidad del boxeo es la necesidad de acostumbrarte a mover tu cuerpo mientras contraatacas el movimiento del rival que tienes enfrente. Debes acostumbrarte al impulso de tu cuerpo contra el suyo. Por eso, el sparring es una de las herramientas de entrenamiento más importantes que usas como boxeadora.
Algunas veces, los mejores entrenadores son los que cambian de parecer. Mi entrenador actual, Dave Langone, me ha entrenado desde el inicio de mi carrera. Al principio, él no creía en el boxeo femenino. Ahora, al verme triunfar tanto en mi carrera, no solo cree en el boxeo femenino. Él sabe que está entrenando a la mejor mujer del mundo.
Los contratiempos momentáneos pueden ser una ventaja. Estoy acostumbrada a ser la única mujer en el gimnasio. Cuando comencé a boxear en Bolton, los entrenadores me dijeron que lo único que podía hacer era saltar la cuerda y boxeo de sombra a un costado del ring, pensaron que yo no podría con un sparring real. Y eso hice durante casi tres años. Una vez que demostré lo contrario, pasé a formar parte de la comunidad. De hecho, sentí que estar rodeada de hombres me fortaleció física y mentalmente.
El boxeo es un deporte individual, pero está formado por una comunidad. Conoces gente de todo el mundo, competidores internacionales de distintos países que se convierten en tu familia. Conoces otras tradiciones, culturas e idiomas.